¡Qué satisfacción! Ojalá todos los días fueran así, en los que ocurren tantas cosas buenas. Hoy es un buen día. El agobio del estudio deja paso a la diversión del verano.
Pensé que este día nunca iba a llegar, los días pasaban muy despacio, y el día 30 de junio, se hacia muy lejano en mi calendario. Pero por fin, este día ha llegado, y aún no me lo acabo de creer, es como si no hubiera asimilado, que por fin, no tengo absolutamente nada que hacer.
Como tampoco me acabo de creer, que hayamos ganado (y sí, lo digo en primera persona del plural, porque por una vez todos somos España) la Eurocopa de fútbol. En el fondo yo creo que todos sabíamos que podíamos, pero no lo queríamos gritar a los cuatro vientos por si acaso pasaba lo de siempre... Pero no! Por fin se ha hecho justicia, el fútbol nos lo debía… han sido muchos atropellos acumulados, muchos partidos perdidos en los últimos minutos, aún jugando bien… mala suerte en las tandas de penaltis, robos a mano armada por parte de árbitros incompetentes. Pero esta vez no. Esta vez ha sido todo lo contrario, por fin España jugó bien, con contundencia, siendo superior a todos los equipos, ganando a los campeones de Europa y del mundo, y demostrando que podíamos, ¡que pudimos!¡Por fin!
¿Cuántas veces he dicho “por fin” en esta entrada? Creo que van unas 8. Pero me voy a permitir repetirlo una y otra vez. Porque hoy es un día único, un gran día, y no sólo para mí… Un día de resaca por la noche de ayer, en la que reescribimos la historia, y que quedará grabada para siempre en la retina de todos los españoles. Porque lo hemos conseguido.
¡Por fin!