27 de julio de 2008

Al despertar

Por fin me he decidido a publicar en el blog uno de mis relatos. Se trata de “Al despertar”, un relato corto que he presentado a varios concursos, y nunca ha ganado nada. Primero fue a un certamen de cuentos cortos en el instituto. No era lo más apropiado. Ganó una tierna y dulce historia de amor, que yo tanto aborrezco. Después lo presenté a dos concursos de relatos en la red, y ha llegado a pasar algún corte, pero lo más que ha conseguido es estar entre los 10 finalistas en uno de ellos, pero bueno, me conformo. Este fue el primer relato corto que escribí, y hoy, por fin, lo comparto con vosotros, bajo el amparo de Creative commons, por supuesto. No os cortéis en críticas y comentarios crueles y despiadados, aunque si os gusta también lo podéis decir.


Abrí los ojos. Miré al techo. La lámpara seguía allí, aún no se había caído y en las paredes desconchadas de mi habitación se reflejaba la luz rosada del amanecer que penetraba a través de la persiana. Todo ésto me hizo comprender que me acababa de despertar y todo era como cualquier día, con la misma monotonía que ayer o anteayer. Una vez más, iba a comenzar el resto de mi vida, como lo hacemos cada día al despertar, sin darnos cuenta de la importancia que tiene.
Todas las mañanas eran iguales, aunque precisamente aquella mañana había tenido el placer de ser despertado por una fina lluvia, que provocaba un colorido arco iris. Abrí los ojos con el sonido que hacen las gotas al chocar contra los cristales de la pequeña ventana del balcón, que pretendía alumbrar mi habitación, aún cuando el sol no aparecía; cuando la lluvia me fallaba, era despertado por el viento, que azotaba los cristales de la ventana de la escalera interior, y que podría llegar a ser un cuerpo irrompible con el paso del tiempo.
En aquel momento estaba tumbado plácidamente en la cama envuelto en una red de pereza que evitaba que me levantara para cumplir la rutina de cada día. Ya había amanecido, y ahora el viento aullaba y se esforzaba en lanzar la lluvia fuertemente contra la ventana, lo que provocaba un ruido ensordecedor. El profundo sueño que me envolvía y por supuesto esa deliciosa sensación de estar despierto con los ojos cerrados, hacían que aún no me hubiera levantado. Todavía yacía yo en mi lecho de somnolencia, cuando de pronto la lluvia cesó y el viento se calmó. En aquel instante todo rebosaba silencio, nada interrumpía mis pensamientos, sólo un repique lejano de campanas podía ser escuchado en mi habitación. Me encontraba entonces pensando en las cosas normales de una persona normal como yo, cuando llegó a mis oídos un sonido ahogado, rápido y monótono, que no era precisamente el de la lluvia, o el de un reloj. Comprobé también que no era el latir de mi incansable corazón, el que producía ese ruido tan extraño. Después de unos segundos escuchando y advirtiendo que ese sonido cada vez era más perceptible, y que no cesaba, y que era más y más intenso, me incorporé y salté de la cama.

Tal vez mi obsesión, o mi percepción desalentadora, habían conseguido que lo que en un principio era un extraño ruido se hubiera transformado en un estremecedor sonido que helaba hasta el tuétano de mis huesos. No sabía que hacer. Era un zumbido que estaba en mis oídos y poco a poco penetraba en mis sienes, y se desplazaba por mi cabeza para llegar al interior de mi mente, y quedarse ahí, y hacer que me estremeciera, y provocar que empezara a gritar, y que me tapara los oídos, en un intento de acabar con el zumbido. ¡Pero momento a momento el ruido aumentaba! Me puse nervioso. Las gotas de sudor que caían por mi frente se estaban convirtiendo ahora, en lágrimas que tímidamente brotaban de mis ojos, con un llanto entrecortado que ni siquiera mi persona oía, por el atronador estruendo que había en mi cabeza, desatado por ese sonido infernal. Mis manos comenzaron a temblar y a enrojecerse por la fuerza con que estaba presionando mis oídos, aunque no sirviera de nada.

Allí seguía yo, en medio de mi habitación, llorando de rabia e impotencia por no saber deshacerme de mi tormento, casi temblando, por el miedo a lo desconocido, y también por los escalofríos que me recorrían desde los pies al último pelo de mi cabeza. Me arrodillé; continuaba llorando, gritando y luchando por no escuchar, nada podía ir peor. Inmediatamente después de que esas palabras atravesaran mi pensamiento, una sensación extraña recorrió mi cuerpo, y sentí un aire frío en mi nuca, como si la presencia de una figura irreal hubiera soplado en mi cabeza. Me giré rápidamente intentando encontrar algo que me hiciera pensar que lo que sentí era verdad, pero no encontré nada. El ruido que estaba martirizando mi cabeza se mantenía ahí intentando enloquecerme aún más y desatando en mí una gran aflicción y desesperación a la cual no estaba dispuesto a acostumbrarme, pero ¿Qué podía hacer yo? Entonces decidí cerrar los ojos y tranquilizarme. Estaba muy cansado y fatigado por la constante lucha entre el ruido y yo, que todavía no había terminado. De repente y abandonando el deseo de tranquilizarme, me levanté del suelo, como arrebatado por un torbellino de inquietud, eché atrás el cuerpo cuanto pude para levantarme, traté de asirme al pomo de la puerta y dar voces para que me socorriesen, pero a la gente no le importaban mis lamentos ni acudían a mis gritos.
Entré en la habitación y tapándome los oídos, cerré los ojos de nuevo; intenté no pensar en nada aunque me fuera difícil, por no decir imposible. Esta vez pretendía olvidarme de ese ruido que llevaba ya un rato en mi cabeza, cosa que no pude lograr, ni siquiera durante un mísero segundo, porque seguía en mi y no paraba de martillar en mis sienes.

Ya no podía soportarlo más; necesitaba paz dentro de mí, pero lo que ahora allí se encontraba se parecía más a un huracán que se acababa de desatar. Estaba cansado de mirar alrededor en busca de una posible solución, que no había encontrado; pero el fruto de la casualidad apareció en mi mente ese día, e hizo que mis ojos se detuvieran en los sucios cristales del balcón. Fue entonces cuando surgió en lo más profundo de mi conciencia una voz, la cual yo no quería escuchar, me negaba si quiera a pensar lo que me estaba diciendo; pero en ese instante esa voz era más fuerte que yo y me obligaba a moverme, y me empujaba hacia el balcón. Yo no quería, pero al final paso a paso, luchando por que mis piernas no se movieran, llegué al balcón. Mis manos comenzaron a despegarse de mis oídos y poseídas por esa voz contraria a mi conciencia, que estaba dominando mi ser por momentos, subieron la persiana y abrieron los ventanales del balcón, no sin antes escuchar el chirrido de las antiguas bisagras que lo sostenían. Sin quererlo ya estaba fuera, todavía escuchando el infernal sonido que me había llevado a aquella situación. Mis piernas, aquéllas que no entendían mis órdenes, siguieron actuando por si mismas y yo intentando evitar lo que estaban haciendo, pero no podía. Entonces me contuve y permanecí callado. Apenas si respiraba por el terror mortal que surgía dentro de mí y pensaba por qué me ocurría aquello; todo era como una pesadilla espeluznante de la que no me podía despertar. Después de estos pensamientos ya me encontraba subido a los oxidados hierros que servían de barandilla. Miré abajo; quedarían unos cuarenta metros para llegar al suelo, demasiado para alguien que tenía vértigo como yo. Todo lo que sucediera ahora era irremediable; yo lo había intentado todo para deshacerme de algo que ya no sé como llamar, un ruido, un zumbido, que me acompañaba desde que me desperté, el que iba a ser mi último despertar. En ese momento mis pies se desprendieron del balcón y en un irrefrenable ataque de locura mi cuerpo saltó, sin tener en cuenta mi opinión, decidió terminar con el sufrimiento que a él también angustiaba.

Estaba cayendo, y el sonido por el que estaba yo allí, iba desapareciendo a medida que descendía. Me preguntaba porque había sucedido todo, para al final concederme ese bálsamo de tranquilidad antes de la muerte, no tenía sentido. Ahora ya no se escuchaba nada, sólo había paz en mí, pero era demasiado tarde para disfrutar de esa paz. Únicamente quedaban un par de metros para llegar al suelo y acabar con todo, cuando de pronto comenzaron a pasar por delante de mis ojos muchos momentos de mi vida, que incluso yo pensaba que ya había olvidado; pero no, hay cosas que no se olvidan, que se quedan en un pequeño rincón de la memoria durante toda la vida, hasta que llegada la hora, cuando casi he alcanzado el final, lo recuerdo todo, como si fuera un dulce caramelo que me deja buen sabor de boca. Todo está acabando, no queda nada para despedirme, sólo los centímetros finales que pasaron muy lentamente; jamás pensé que se alargarían tanto los últimos segundos de mi vida, pero me acercaba, me estaba acercando más y más, cada vez más, podía ver el suelo a un palmo de mi frente, hasta que al final... todo terminó.



Abrí los ojos. Miré al techo. La lámpara seguía allí, aún no se había caído y en las paredes desconchadas de mi habitación se reflejaba la luz rosada del amanecer que penetraba a través de la persiana. Todo ésto me hizo comprender que me acababa de despertar.

25 de julio de 2008

Frases que cambiaron España

Bueno pues allá vamos… He necesitado fuerzas para escribir este post, para recopilar semejantes sandeces lingüísticas que encontrado por la red, pero esta vez, en versión nacional. Ya han pasado unas cuantas semanas desde aquel Frases que cambiaron el mundo, las necesarias para que os repusierais de tales atrocidades, pero estoy de vuelta con la versión mas cañí de lo que vienen siendo patadas al diccionario de órdago, y desvaríos varios (Menudos juegos de palabras que hago, eh...). Sin más dilación comienzo con la recopilación (Y un pareado de regalo…)

“Todavía hoy me da pena, ver a los niños y ancianos afectados por aquel surimi..." by Ninel Conde.
Dios! un surimi gigante!! Si fuera un tsunami ya sería más peligroso, pero un surimi siempre nos lo podemos comer… aunque tenga una digestión pesada…

“A José le tocó la lotería y ahora vive como un majara...”
by Isabel Pantoja.
Yo creo que la única majara aquí es ella… pero en fin…

“Me gustaría vivir en un chalet acosado” by Belén Esteban.
¿Acosado? ¿pero acosado por quién? ¿por la Jesulina?

“Vamos, ale... ale... que es gerundio”

“Hay que ver, qué calor, que soborno...” by Yola Berrocal.
De esta mujer, dos frasecitas, porque tiene una velocidad de estupideces por segundo mayor que la del resto de humanos. Qué le vamos a hacer, nació así…

“¿Por qué hay tantos libros en el mundo si casi nadie los lee? Además dicen que hay que quemar madera para hacerlos. Yo creo que lo mejor era que se hicieran películas, así la gente las ve, y en dos horas ya saben lo que hay en el libro, y pueden emplear el resto del tiempo en cosas más productivas que leer libros. Bueno, eso creo..." by Sonia Monroy.
La verdad es que es un razonamiento bastante coherente, para la única neurona que puebla su cerebro… no se le puede pedir más…

“No sé si iré a la fiesta de cumpleaños de Ronaldo, porque luego me llevo la fama de que me acuesto con los futbolistas del Madrid. Creo que si no voy, y luego veo a otra puta acostarse con alguno¿qué le digo? pero claro, si no voy, ¿Cómo lo voy a ver? Pero además es que tampoco me ha invitado nadie a esa fiesta, no sé que hacer, lo único que sé es que a lo mejor voy y a lo mejor no...” by Nuria Bermudez.
Entre putas anda el juego…

“Mi hija me regaló un reloj precioso, no es de oro blanco, ni de plata, es de acero inexorable, pero muy bonito...” by Maria Teresa Campos.
Esa gran comunicadora...

“No ha sido gol por que se ha ido fuera” by Michel.
Lógica aplastante la de este chico…

“No te imaginas lo que puede llegar a doler un cólico frenético” by Terelu Campos.
Ciertamente es imposible de imaginar… pero felicidades por el reloj de acero inexorable. A tu madre le gustó mucho. Buena elección!

“Todavía no he encontrado la hormona de mi zapato” by Sofía Mazagatos.
Si es que las hormonas siempre están revolucionadas… como para encontrar las de tu zapato. Sigue buscando mujer…

"Vaya coñazo les he soltado" by José María Aznar.
Con el micrófono ”cerrado”, en el Parlamento Europeo. Mítica donde las haya.

"Todo se debió a un error informático" by Ana Rosa Quintana.
Esto fue cuando le preguntaron como ocurrió su plagio. Por error se debieron copiar doscientas o trescientas hojas... ya se sabe como son las nuevas tecnologías…

"Les pido que griten conmigo: ¡Viva Honduras!"
by Federico Trillo.
Se produjo en su visita a El Salvador, y ante las tropas de aquel país. Esta es de las mejores, y será recordada por siempre… o ya nos encargaremos nosotros de recordarlo… Manda huevos!

23 de julio de 2008

Expectativas...

Hoy me ha dado por hacer una reflexión acerca de las expectativas. Lo que nos esperamos de algo, las excelencias que muchas veces imaginamos se reducen a simplicidades… y es ahí, cuando nos proporciona un resultado menos ventajoso, cuando aparece la decepción.
Es algo que ocurre a menudo en la vida, en cosas cotidianas, al leer un libro o al ver una película. Y a eso voy.

Releyendo algunos de vuestros comentarios de mi entrada anterior, me he dado cuenta, de todos los factores que pueden intervenir en nuestras expectativas, y en nuestros resultados de decepción. Por ejemplo, Ardid comentaba que había visto Réquiem for a dream y le gustó, pero que esperaba ese “algo más” que nunca llegó, debido a las grandes expectativas que tenía. Y siempre pasa lo mismo: cuando te hablan muy bien de algo, véase un film, o un libro, siempre construyes castillos en el aire, que acaban derrumbándose, puesto que lo que creías maravilloso, sólo se queda en bueno o muy bueno.

A mi me ocurrió cuando vi Memento por primera vez. Me habían dicho que era una de las excentricidades fílmicas más originales de los últimos tiempos, y que me quedaría con la boca abierta tras su visionado. Y como suele ocurrir, llegó la desilusión, al no cumplir las expectativas. En el segundo visionado, cuando atas cabos y entiendes toda la maraña de secuencias, es cuando ya optas por abrir la boca, y rendirte a la evidencia.

En estos días he leído (por fin) La sombra del viento. Tras búsquedas incansables en bibliotecas y tras comprobar que siempre estaban prestados todos los ejemplares, al final me la han dejado. “La mejor obra de la narrativa contemporánea”, anunciaban las críticas. Todo el mundo decía que era magnífica, admirablemente redondeada… Y a mi me gustó. He de decir que sí, me ha gustado. Pero permanentemente, me iba preguntando ¿Sólo es esto? ¿No hay nada más? Y no, tras un final bastante predecible, no había mucho más… Ahora estoy leyendo El niño con el pijama de rayas, ya os contaré qué tal…

En esto de las expectativas, juegan un papel muy importante los momentos. Hablo de momentos de tu vida, de circunstancias ajenas a la objetividad. Cuando ves una película en una etapa de tu vida en la que estás especialmente sensible, por el motivo que sea, te llega más de lo que debiera, y ese sentimiento que te genera, determina quizás, que sólo puedas decir de ese film subjetivas excelencias. Por ejemplo, cuando vi Buscando a Nemo, a mi me encantó. Es una de las veces que mejor me lo he pasado en el cine. Recuerdo el día, recuerdo la compañía, y recuerdo cuánto disfruté contemplando la pantalla grande durante hora y media, viendo desfilar pececillos inolvidables como Dori. Y por eso, para mí, esa película siempre será especial, independientemente de la objetiva calidad que pueda tener.

Ya para acabar mi reflexión, extrapolar las expectativas a la vida real. Porque ésto no sólo sucede en un libro o una película. A veces esperas tanto que llegue un momento, ansías sobremanera que se conjuren los astros para que acontezca algo, que cuando llega, cuando sucede, lo ves pasar como un mero espectador, y del mismo modo que cuando ves esa película con grandes expectativas, acabas diciendo: tampoco era para tanto.

18 de julio de 2008

La tumba de las luciérnagas...

Tengo un nudo en la garganta. Y es que, acabo de ver La tumba de las luciérnagas. Para los que ya la hayáis visto, supongo que no hay más que decir.

Para todos los demás, decir que acabo de ver los 90 minutos de animación, más bellos de mi vida. Noventa minutos de una hermosura indescriptible, pero también dramáticos, de los que calan, de los que llegan al corazón para quedarse a vivir. Es puro realismo humano, narrado de una forma magistral.

La historia se centra en Seita y su pequeña hermana Setsuko, hijos de un oficial de la marina japonesa. Durante la Segunda Guerra Mundial, pierden a su madre, y ambos emprenden una lucha por la supervivencia, en el mundo cruel que les rodea. El principio de la película es el final de la misma. Y descubrir el final en los primeros minutos de metraje, únicamente se lo pueden permitir los grandes films. Sólo una obra maestra. Y ésta, lo es.
La mejor definición que se puede hacer, es que es una película dulcemente dura. Tiene momentos de ternura, momentos de sonrisas, de bendita inocencia, momentos protagonizados por la niña más dulce jamás dibujada. Por el contrario, tiene momentos tristes, trágicos y emotivos. Es un film sin concesiones al espectador: entrañable, pero crudo; hermoso, pero devastador.

"¿Por qué las luciérnagas mueren tan rápido?"
Decía Setsuko en un momento del film, con sus ojitos mirando alrededor sin entender nada. Las luciérnagas mueren rápido, pero las esperanzas también.

No me queda mucho mas que contar… únicamente que preparéis los pañuelos y os agarréis al sillón, si no queréis morir ahogados en vuestras propias lagrimas. Porque llorar, vais a llorar…
Jamás podré olvidar a Seita, y en especial, a Setsuko… porque allá donde van, dejan una huella imborrable: Bienvenidos a mi corazón.

15 de julio de 2008

Mundo Lego

La otra noche, tras una de esas “cenitas con los amigos” de las que os he hablado, nos encontramos con el mundo Lego a nuestros pies.
Después de atiborrarnos en el Foster´s Hollywood, (por cierto, ¿alguien sabe la receta de las sabrosísimas Bacon & Cheese fries?) descubrimos que en ese mismo centro comercial había una exposición del maravilloso mundo Lego.

La verdad es que es impresionante ver como la pequeñas piezas de Lego (me niego en rotundo a llamarlos ladrillos) pueden llegar a formar semejantes ¿obras de arte?. No sé si llegan a tanto, pero están muy curradas, (a pesar de que sea un software el que realice la mayor parte del trabajo).

Teníamos desde los personajes de Harry Potter, reconocibles y muy bien hechos, hasta la recreación al completo del universo Star Wars, incluyendo a Chewaka, el maestro Yoda, o el logradísimo R2-D2.
También estaban los típicos muñecos Lego de toda la vida, que impresionaban menos, la verdad.

Aún así, fue una verdadera sorpresa encontrarnos con ese panorama tras la cena. Como eran ya las tantas, y el centro comercial estaba desierto y casi en tinieblas, nos pasamos las normas por el forro, atravesamos la barrera de seguridad, supongo que para evitar posibles desperfectos en los muñequitos, (que sin duda ya habían acaecido, pero bueno…) y nos montamos una sesión de fotos en un momento; nos fuimos turnando para inmortalizar el momento con Yoda, Chewaka, o con quien se terciase…

En fin, supongo que tras esta experiencia, tengo que poner en mi lista de tareas pendientes, la visita al parque Legoland más cercano…

13 de julio de 2008

Si fuera...

Tras ver este interesante test en los blogs de Nube, Ardid, X y Alas al viento, no me he podido resistir. Por fin me dispongo a hacerlo, con la única intención, una vez más, de darme a conocer… ¿Recordáis aquel día en que dije que no me gustaba hablar de mí? Voy a tener que replantearme semejante afirmación…

Si fuera una palabra: Aunque no signifique nada, ni aparezca en el diccionario de la RAE: Yopopolin. Y aunque no le ponga tilde en la i, siempre lo pronuncio como aguda, no me preguntéis por qué… Se la debería empezar a poner…

Si fuera un número: El 8.

Si fuera una bebida: Nestea, como bien ya sabéis…

Si fuera un animal: El perro. Concretamente mi difunto perro Marcos, con nombre de persona, sí… ¿qué pasa? Era un amor de animal…

Si fuera algo de la casa: La cama. Lo importante que es nuestras vidas… El que inventó este artefacto debería ser beatificado…

Si fuera una zona del cuerpo: Los labios, la boca en general…

Si fuera una obra de arte: El grito de Edvard Munch… derrocha tanta expresividad, en unos cuantos trazos. Increíble.

Si fuera flor: Las orquídeas.

Si fuera película: Es muy difícil decantarse, pero creo que sería Amelie. Es tan especial…

Si fuera fruta: Sandía.

Si fuera un recuerdo: Seguro que con la gente a la que quiero.

Si fuera un color: El azul.

Si fuera un sentimiento: El amor, el amar y el sentirse querido.

Si fuera un sentido:
Creo que me quedo con el gusto… para saborear: mmm.

Si fuera un satélite: La luna, muchas veces me fugo a ella… xD.

Si fuera uno de los siete pecados capitales:
La gula, me puede…

Si fuera un olor: A tierra mojada, a campo empapado tras un chaparrón…

Si fuera árbol: El roble.

Si fuera algo suave: El cabello liso, me encanta manosear el pelo lacio y suave…

Si fuera un personaje de cuento: Aunque sea un cuento un poco atípico, escojo
el asno de Shrek, xD.

Si fuera ciudad: León, una ciudad desconocida para muchos pero con un encanto difícil de explicar, y no es porque sea de aquí, que los de fuera también lo dicen.

Si fuera música: La banda sonora de Réquiem for a dream. Sólo de recordarlo, los pelos como escarpias!

Si fuera un cuerpo celeste: Venus.

Si fuera un personaje de fantasía: Eduardo manostijeras… tan tierno, tan bueno, espléndido todo él.

Si fuera un sueño:
Entre sábanas blancas…

Si fuera elemento: Arsénico, imprescindible para la vida, necesario en bajas concentraciones, pero peligroso a altas dosis… xDD

Si fuera prenda de vestir: Una buena bufanda en invierno…

Si fuera fenómeno atmosférico: Lluvia, sin dudarlo un segundo…

Si fuera estación: Invierno, con la nieve, la manta, calentitos frente a una chimenea, tazas de chocolate, gorritos y bufandas… Pero todas las estaciones tienen su gracia…

Si fuera medio de transporte: El tren tiene un nosequé…


10 de julio de 2008

Lavado de cara

Como ya os había avanzado hace unos días… todo iba a cambiar. Y es que, tras seis meses de andadura, he decidido renovar un poco la imagen del blog, Yopopolin & reflections seguirá siendo el mismo, pero cambia su razón de ser: porque existen los puntos suspensivos...

¿A qué se debe este cambio? A que este blog ya no sólo se merece estar aquí sólo por el hecho de existir, sino que pretende ser el inicio de un viaje mucho más largo y profundo. Con ésto me refiero a que los puntos suspensivos existen por algo, porque los necesitamos para abrir nuestros textos, para dejar paso a las opiniones de los demás, los necesitamos para que no todo esté cerrado, para que ahora más que nunca, todo tenga cabida: las reflexiones ajenas, las vivencias de los demás… porque para eso están los puntos suspensivos.

Supongo que os habréis dado cuenta del desmedido uso que hago de este signo de puntuación, abuso día sí, día también, de esos tres puntos que hoy dan un nuevo sentido a mi blog… y que supongo, dicen mucho de mí…
Porque no quiero completar las frases, quiero dejar patente mi espíritu abierto en el momento en el que me niego a terminar una oración con un fallido punto y seguido, o con un frío punto final.

Además, los puntos suspensivos ya iban incluidos en el nombre desde el principio, como si Yopopolin no quisiera darse cuanta de que en su propia naturaleza ya existían, como si la verdadera esencia del blog ya hubiera fluido por cada línea, en cada texto, sin que Yopopolin se hubiera percatado hasta ahora. Los puntos suspensivos han campado a sus anchas, a lo largo y ancho del blog, en cada momento, en cada reflexión…

Por eso, ahora se les concede el lugar que les corresponde. Porque quiero un blog abierto, donde, más que nunca, todo tenga cabida… porque quiero que me acompañéis en este viaje. Sólo hemos llegado a la estación para cambiar de tren, y buscar un nuevo destino…

8 de julio de 2008

Sin más


Ya estoy de vuelta. Sin más.

Horas que pasan, momentos vividos, días bonitos. Cada noche un poco más. Miras atrás... te das cuenta… soñabas. No es nada. No eres especial. Uno más. Sin más.

No sirve de nada. Risas, miradas, palabras que no son más que palabras. Oídos sordos. Carcajadas… fotos desastrosas, desenfocadas, pero con gracia.

Te pones a escribir, sin saber cómo, ni porqué. Y no sale nada. Enlazas palabras. Ocurre lo de siempre, lo esperabas.

Estoy cansado, de no hacer nada. Estoy contento, porque la vida te enseña, te muestra. Estoy feliz, porque mis amigos siempre serán mis amigos.

Cosas que pasan, que un día te pones, y haces una entrada telegrama. Una mezcla de frases. Algunas incomprensibles, lo sé. Así soy yo. Sin más.

4 de julio de 2008

Las pequeñas cosas de la vida...

Desde la Maniobra de evasión que lleva a cabo Ardid, me llegó la oportunidad de realizar este meme de las pequeñas cosas… Y es que ese es uno de mis lemas, el disfrutar de los pequeños placeres de la vida, de cada instante, de cada momento, esos que aunque parezcan insignificantes, son la esencia de la felicidad… Las pequeñas cosas de mi vida son:

1. Las cenitas con los amigos. Es una de las mejores cosas que hay! Desde las planeadas con días de antelación por algún motivo especial, o simplemente porque nos apetece… hasta esas cenas que se presentan por sorpresa, que en principio iba a ser solamente tomar algo y unos pinchos, y al final acabamos teniendo hambre y cenando en condiciones! Me encanta esto de las cenitas…

2. Ver una película en buena compañía. Como el cine es otra de las pasiones de mi vida, no podía faltar. Ya sea viéndola en casita en dvd, tapadito con la manta (no sé por qué, pero siempre me viene la imagen de la manta a la cabeza cando se trata de ver pelis en casa…) hasta una buena película en el cine, con palomitas y refresco grandes, y a la salida comentar con los amigos…

3. Los momentos Nestea. Los llamo así, pero en realidad me refiero a salir una tarde por ahí a tomar algo sin más. Y digo lo de momentos Nestea, porque muchos de mis amigos beben asiduamente Nestea, y entre ellos me incluyo… De ahí que muchas veces, cuando tomamos algo, acabamos pidiendo 4 Nesteas y una Coca-cola, 3 Nesteas y una caña, o simplemente dos Nesteas. De cualquier modo el Nestea siempre triunfa. Y yo, soy uno de esos a los que Nestlé y Coca-cola deben agradecer el éxito rotundo del Nestea en el mercado refresquil.

4. Las tardes de verano improductivas en esa pequeña parte del mundo, tan especial para mí. Cada una de ellas es diferente… no hacemos nada en especial, pero lo mejor es la compañía, las conversaciones, los planes que hacemos para cuando caiga el sol, los paseos con pipas de por medio, las risas… Cuántas grandes tardes vividas, cuántos ratos de divertida tranquilidad, pero tan buenos ratos!

5. Las noches locas de juerga, desmadre y borrachera, que de vez en cuando nunca vienen mal! No es que sea una costumbre en mi vida, pero desvariar un poco en la oscuridad de la noche, ¿Quién se puede resistir? Bailar, celebrar, disparatar, reír, enloquecer…

6. Los ataques de risa, momentos que a mí me ocurren muy a menudo, por cierto. Pero de esos en los que te ríes a carcajada limpia durante 5 o 10 minutos, y que no puedes parar de reír! Suele comenzar de forma contagiosa, vete tú a saber por qué… Pero es que cuando me pasa, no puedo parar… Es como si un hormigueo interior dominara tu ser, y no controlas tu propio cuerpo… Pero bueno, dicen que reír alarga la vida...

Pues estos son esos pequeños momentos que lo hacen todo. Por supuesto que me he dejado muchos en el tintero, cualquier instante con mi familia, viajes, buena música, paseos, y otros pequeños grandes momentos, que no se olvidan…

De momento no tengo más que decir. Este fin de semana estaré fuera… En un par de horas cojo el coche y me piro, estaré aislado y sin red, y por ende, sin blog. A la vuelta escribo y os leo. Empiezan mis vacaciones!

1 de julio de 2008

Medio año de vida

Hoy hace seis meses que nació, seis meses desde que comenzó a dar sus primeros pasos. Parece que fue ayer, pero el tiempo vuela y ya tiene medio año de vida. Os hablo de mi blog. Yopopolin & reflections se hace mayor…

No podía dejar pasar la oportunidad de dedicar una entrada del blog, al blog… Y a parte de la dedicatoria especial que seguro que haré con el post número 100, qué mejor fecha para hacerlo que hoy, el día en el que se cumple medio año desde que comencé esta andadura.

Desde aquel 1 de enero han pasado 75 entradas por el blog, y se han quedado. He conocido a muchos bloggers que merecen la pena, a mucha gente que anónimamente expresan sus sentimientos cada día, que escriben con el corazón, y con mucho talento.

De las estadísticas no me puedo quejar… casi 4000 páginas vistas en seis meses, y más de 1600 visitantes únicos. Además, me encanta ver como la curva es claramente positiva, comenzamos con unas 300 páginas cargadas en enero, y en junio la cifra superó las 1300. Gracias, gracias a todos los que os pasáis por Yopopolin & reflections. Me agrada muchísimo ver cómo hay gente que te sigue cada día, a la que le interesa lo que escribes, y sólo con que este blog sirva para que unas cuantas personitas del mundo se echen unas risas, se sientan identificados en un momento dado, o pasen un buen rato leyendo alguna reflexión de las mías… ya merece la pena.

Ha llovido mucho desde aquel
Año nuevo ya se sabe, la primera entrada que escribí para recibir el nuevo año, y para poner de manifiesto cuáles iban a ser los pilares que sostendrían este blog. Han pasado muchas cosas, y la esencia sigue siendo la misma: la fusión, el amalgama de sentimientos, ese “todo cabe” al que me refería en mi primer post. Y así es, y así seguirá siendo…

Pero a la vez será distinto. Yopopolin & reflections, va a cambiar su razón de ser… porque este blog no sólo está aquí por el mero hecho de existir…

…porque no todas las frases tienen un punto final…
…porque muy pronto, todo va cambiar…