30 de abril de 2010

Me, myself & my fear...

No tengo miedo a muchas cosas, pero desde esta noche me temo a mí mismo. Bueno, quizás sea un poco exagerado con esta afirmación tan categórica, pero un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando me desperté en medio de la noche, con secuelas palpables, y pensé en lo que acababa de hacer inconscientemente.

Se dice que los sueños, sueños son, pero ahora ya no estoy tan seguro de ello. Está claro que el mundo onírico es tan sólo una fugaz representación de nuestra mente, un mecanismo de nuestro cerebro para no dormirse en los laureles. Pero, ¿qué pasa cuando los sueños se convierten en realidad? Mejor dicho, ¿qué ocurre cuando despiertas de una pesadilla y has sufrido daños de verdad? Pues yo os lo puedo contar, porque he tenido un pesadilla así, que se ha convertido en realidad.

En mi sueño, yo era un especie de descerebrado que disfrutaba con el sabor de la sangre, un loco de atar que se mordía su propia la lengua. En una de esas acometidas contra su propio ser, contra un indefenso apéndice de su cuerpo, me desperté. Percibí al instante un sabor férrico en la boca, que no era otra cosa que sangre. Sí, me había mordido la lengua en sueños, pero también en realidad, obedeciendo a mi alter ego onírico al que, sin embargo, trataba de frenar. Nunca me había ocurrido algo tan extraño. Nunca había experimentado esa sensación de impotencia, tal vez porque nunca había necesitado impedir lo que acontece en los sueños. Y me dio miedo...

Miedo por no poder controlarlo. Miedo al pensar si no seré un perturbado mental en potencia, y estarán aflorando mis instintos a través de los sueños. Miedo de mí mismo, y miedo a soñar que me caigo por un precipicio. Cerraré bien las ventanas antes de irme a la cama...

26 de abril de 2010

Luz al final del túnel...

Utilizando un símil conocido por todos, hoy puedo decir aquello de que “veo luz al final del túnel”. Parece que mis problemas informáticos van solucionándose, aunque no todos. El antiguo ordenador ya funciona, todo era problema del router de Internet, así que ya puedo decir que estoy volviendo a este mundo, paso a paso, pero para quedarme. Estoy que no me lo creo.
No obstante, aún permanezco en una fase creativa muy poco fructífera, algo que supongo iré remediando con el paso de los días.

Mi problema con el portátil Vaio persiste. Es el segundo equipo que tengo en mis manos, y tiene exactamente el mismo problema. La batería se la lleva el viento cuando está apagado. Pese a todo, sigo con él, agotando los 15 días de prueba de que dispongo, para decidirme por una nueva marca y un nuevo modelo. Cosa difícil, por otro lado. Sigo insistiendo al servicio de asistencia de Sony, a ver si saco tajada del asunto, pues tengo entendido que para curarse en salud, a los clientes pesados e insistentes, Sony les obsequia con un cheque regalo para callar bocas. Interesante política de mercado. A mí, de momento, siguen sin darme soluciones (tampoco cheques regalo) y sostienen que en algunos modelos de Vaio esto es normal debido al sistema operativo Windows 7, que en el proceso de arranque y apagado consume mucha energía. La verdad es que he llegado a creérmelo, tiene sentido lo que me dicen, puesto que la batería por sí misma no se descarga y la duración en uso es normal. Así que, no sé...

Y por lo demás mi vida sigue igual. Estas semanas me he hecho una cura personal de la cabeza a los pies, y he logrado desengancharme de Internet un poquito. Es lo que tiene estar casi un mes con problemas... ¡a la fuerza te quitas los vicios! Así que, muy pronto, todo volverá a la normalidad. Yo estaré por aquí asiduamente, echaré un vistazo a vuestros rincones todos los días, y olvidaré este mes como bloguero para siempre. ¿Hacemos como que nunca ocurrió?

23 de abril de 2010

Escribía y escribiré

Estoy perdiendo la práctica de escribir. Ya no lo hago frecuentemente, ya no busco, ya no exploro, ya no pienso, ya no invento. Estoy olvidando la emoción que experimento, o experimentaba, al escribir, al contar. En parte todo es culpa, como bien sabréis, de mis ordenadores, de mis problemas informáticos, que lejos de arreglarse, se prolongan, y todo ello está pasando factura a mis ganas de seguir.

Con esto no quiero decir que me vaya a retirar de este maravilloso mundo virtual que tanto me ha dado en estos años, lo único que intento decir es que mi ánimo actual para continuar ha decrecido.
Abril ha sido un mes de récords negativos, llevo apenas cinco entradas, y sospecho que esta sequía puede continuar en los próximos días. Me apena, pero no sé qué hacer para remediarlo. No tengo ganas de intentarlo con los relatos. No me apetece reflexionar sobre nuestras cotidianas vidas. No pienso en el blog como lo hacía antes. Tampoco quiero maltrataros psicológicamente con mis problemas tecnológicos de siempre, que ya tengo bastante para mí. Y lo que es peor, y creo que es lo que más está afectando a mi alma bloguera, es que no puedo interaccionar con vosotros.
El poco tiempo del que dispongo de internet no es suficiente para leer a gusto vuestras cosas, comentar mis pareceres, y dar mi punto de vista de vuestras añoradas historias. Las pocas horas con ordenadores funcionales a mi servicio he de aprovecharlas para hacer trabajos, y cosas académicas supuestamente importantes. Durante estos días he leído alguna entrada de alguno de vosotros, pero ya no he tenido tiempo de interaccionar. Y es precisamente esto lo que más me disgusta.

Es tan bonito escribir. Tan gratificante poner lo que piensas, sientes e imaginas en forma de letras. Lo echo mucho de menos, y estoy seguro de que nunca dejaré de hacerlo. Pero me temo que, por el momento, mis empeños por batallar se terminan. La guerra la ganaré yo.

20 de abril de 2010

A tortas con la tecnología...

El Dios de la informática y la tecnología me ha debido echar un mal de ojo, porque lo que me ha ocurrido esta semana es de traca. Os comento desde el principio.

Como sabéis, mi ordenador de toda la vida sigue funcionando de aquella manera, ya que el informático de confianza viene cuando puede, y no puedo exigirle nada tampoco, pues es como de la familia, y el hombre hace lo que puede. Pues bien, con el objetivo de subsanar cuanto antes mi cuasi-incomunicación con el mundo, me decidí a comprar un portátil que estaba de oferta, una buena máquina con un diseño inmejorable. ¿De cual os hablo? De un Sony Vaio plateado que me enamoró desde el primer momento.
Me lo llevo a casa, lo enciendo, lo configuro, y me dispongo a disfrutar de él una vez haya cargado la batería. Estoy yo en mi nube, pensando que en breve todo este caos informático estará solucionado, me dispongo a encenderlo y... voilá! Una nueva pesadilla tecnológica ante mis ojos.
¿Qué le pasa a mi nuevo Vaio? Que consume la batería el solito sin ser usado. Toma tecnología de la buena. Cada hora, aproximadamente, pierde un 10-15% de batería estando apagado. Un nuevo quebradero de cabeza con los ordenadores.

Entre tanto empiezo a disfrutar del BMW, la conducción una maravilla, es lo único que tecnológicamente está funcionando en mi casa. Dos ordenadores a mi disposición y ninguno decente. Sigo con las manos atadas en lo que a comunicación se refiere. ¿Y qué hago? Hablar con Sony, que presumen de tener el servicio de asistencia más eficaz que puedas imaginar. Lo que me dicen es que es muy normal que pierdan batería los Vaio. ¿Perdón? ¿Normal? Sí, está dentro de los parámetros normales que pierda un 15% al día de batería estando apagado. No, no señorita, creo que me ha entendido mal. Pierde un 15% cada hora, ¿qué me dice ahora? Ah, ¿cada hora? Sí señorita, cada hora. Le faltó contestarme que se había confundido, y que ella quería decir que perdía 15% de carga cada hora. Pero no, su respuesta es que lo lleve a la tienda ya que está en período de prueba.
El caso es que lo llevaré mañana a cambiarlo por otro igual. Pero me da en la nariz que va a ocurrir lo mismo, pues la señorita de Sony ya me advirtió que pierden carga... Qué suplicio!

Y así sigo. Pendiente de que las máquinas me obedezcan de una vez, porque a este paso voy a perder a mis amistades por no tenerlas atendidas en las redes sociales de turno, y a mis fieles lectores, por este servicio de blog intermitente. Perdón por las molestias...

15 de abril de 2010

Coche nuevo!

Mi ordenador continúa en el limbo. No son buenas noticias. Así que sigo por bibliotecas públicas y facultades varias, mendigando un poquito de Internet...
Pero este tema ha pasado a segundo plano esta semana, y el karma ha querido compensarme con un coche nuevo. Y es que esta tarde estará aparcado a la puerta de mi casa este flamante BMW!! No quepo en mí de gozo.


Creo que una imagen vale más que mil palabras. Es precioso, en un blanco perla que deslumbra, y con unas prestaciones increíbles. Lo único que me mosquea un poco es que no se ha podido elegir la matrícula, y sospecho que va a venir con una numeración, o unas letras horrendas. Que yo soy muy especialito para esas cosas, y la matrícula es para toda la vida! Lo estoy viendo venir. Esta tarde lo sabremos...

Así que por el momento, la preocupación por mi pc queda aparacada. Aunque nada me gustaría más que poder escribir mi próxima entrada en mi casa, tranquilo. Esperemos que así sea.

11 de abril de 2010

Sick

Está enfermo, muy enfermo. Más de lo que ha estado nunca. Los médicos no saben lo que tiene. Le han hecho miles de pruebas y no encuentran la causa de su mal. Incluso me han llegado a decir que me olvide de él, que no entienden lo que le ocurre a mi pequeño, pero que es grave, muy grave.
Yo me niego a renunciar a él, me niego a creer a unos médicos que aún no han hecho nada por salvarle. Porque la esperanza es lo último que se pierde, y en este mundo nada es lo que parece: Ellos ni siquiera son médicos. Y mi pequeño es tan sólo un ordenador, aunque para mí sea mucho más que eso. Quiero salvarlo, pero sigue enfermo.

7 de abril de 2010

Mi ordenador no funciona

Es la primera vez que os voy a tener que dejar. Sí, por causas de fuerza mayor, voy a tener que apartarme un poco del blog, ante las barreras que me (im)pone la tecnología.
No es un adiós. Ni siquiera un hasta luego. Ni mucho menos. Es simplemente un Mi ordenador no funciona. Hago lo que puedo”
Y mientras el pc se siga comportando como le viene en gana, no voy a poder continuar con la asiduidad que acostumbro. Seguiré posteando, cuando pueda. Seguiré visitándoos, si me deja. Seguiré comentando, si mi ordenador no se cuelga. Seguiré con la incertidumbre de si este será un post más, o quizás el último hasta que la computadora vuelva a funcionar. Hasta que me la arreglen, o en el peor de los casos, hasta que me compre un ordenador nuevo, porque ya se sabe como son estas cosas…
Esperemos que sea por poco tiempo y, dentro de unos días, esta entrada carezca de sentido por completo. Hasta entonces.